lunes, 13 de abril de 2009

La vela en el Anfiteatro

"Vamo, vamo la vela, vamo la vela de mi corazón" bajaba desde las gradas de un Anfiteatro colmado, en una noche de luna llena, y con coros sin eses, como para ratificar que ese cantito era generado por voces rosarinas. Se podrá contar que La Vela Puerca ofreció el sábado un recital de dos horas y más de 25 canciones en los que casi no faltó ninguno de sus éxitos.

También se podrá decir que la banda uruguaya dio la mayor muestra de masividad en la ciudad, sin descartar que fue un sábado de Semana Santa y que hasta hubo turistas en el parque Urquiza.

Pero lo que es difícil transcribir es la pasión que fue y vino desde ese torrente de energía que irradian los ocho músicos de la banda hasta esa gente, que no paró de cantar cada uno de los temas, saltando y bailando, en un reflejo de fidelidad y devoción hacia el grupo.

La Vela vino para hacer un grandes éxitos, con los temas de "El impulso", su último trabajo y un compilado de sus otros tres discos "Deskarado". "De bichos y flores" y "A contraluz". Y ocurrió algo así, si se repasa estrictamente la lista de temas del show. Pero el espíritu del espectáculo tuvo un tono eminentemente festivo. "Gracias, muchas gracias, este lugar es increíble", decía Sebastián "Enano" Teysera, voz líder, compositor y frontman de este combo rioplatense.

Compromiso y placer. Sobre una base de ska y rock, la Vela se las ingenia para esbozar canciones que abordan conflictos existenciales, críticas sociales y miradas ecologistas. Los personajes de sus temas transitan los excesos pero apuestan a la vida, la pelean, resisten, y siempre con el disfrute como bandera.

"Mañana", el tema con el que abrieron el show a las 22.15 habla un poco de esa esencia. Le siguió "Ojo moro", "Escobas" y "De atar", como para decir "acá estamos". Fue un mazazo de energía que no se detuvo hasta el último tema del tercer bis.

El grupo sabe generar climas. Y lo muestra en "Un frasco" con su paso "lento, suave y letal", en el que todo entra en una densidad atrapante. Pero también saben inyectar dosis de rock potente, como en "Colabore" y "La sin razón", que redondeó el mejor momento instrumental.

La puesta fue otro factor inquietante. Simple pero contundente. Con clips de algunos temas y con efectos especiales nada espectaculares, pero precisos. Como la tormenta previa que llegó antes de "Va a escampar". Algún distraído miró el cielo, pero los truenos bajaban del escenario.

Semilla de pasión. "Mi semilla" generó un microclima sublime. No faltará quien lo interprete sólo como un canto tierno a la plantita de marihuana, pero su melodía va mucho más allá que el sentido de la letra. En escena, el dueto de Teysera con la trompeta de Alejandro Picone enamoró a los presentes.

"Por la ciudad", "El viejo" y "Llenos de magia" fueron los temas designados por La Vela para la despedida. Era el bis,el punto y aparte. Pero la gente no se iba. Y salió Teysera, solo, con la estirpe de un songwriter. Y con su voz rasgada y su guitarra entonó "José sabía" sentado en un taburete y con un cenital fijo en su pequeña-gran figura.

"No nos vamos nada, que nos saquen a patadas" gritaba la popu. Y La Vela volvió. "Se lo ganaron" dijo Teysera, y regaló dos joyitas más: "Huracán" y "Caldo precoz". La transpiración de los uruguayos quedó sobre el escenario y la pasión de la gente seguirá allí flotando en algún lugar.

FUENTE : www.lacapital.com.ar

sábado, 11 de abril de 2009

La Vela Puerca no se detiene



—¿En dónde se da el quiebre de la banda para consolidarse a nivel masivo?
—No sé si hubo un quiebre específico en algún momento, yo creo que es una junta de pequeños quiebres a lo largo del tiempo. La inyección un poco se dio con "El impulso", nuestro último trabajo, en el cual tuvimos la valentía de editar lo que realmente queríamos hacer artísticamente y no tenía mucho que ver con lo que veníamos haciendo antes.

—¿En qué diferían las nuevas canciones?
—Si bien son canciones, que es lo que nos gusta hacer, se abordó todo desde un punto de vista diferente, tanto lírico como instrumental, con las guitarras al frente y me animé a jugarme un poco más con las letras. Fijate que los personajes de este disco no saben hacia dónde van, plantean la disyuntiva, tienen inquietudes, pero no dan una respuesta. Varios personajes de "El impulso" no te dicen nada, te dejan ahí en el limbo. Es un disco más catártico.

—¿Bucear en otros caminos implica asumir riesgos?
—Sí, sin ninguna duda genera un riesgo con respecto al público, de repente la gente quiere más de lo mismo. Pero necesitamos ahondar en lo artístico y no entrar en la postura cómoda.

—¿Se modifica la manera de componer cuando sabés que te escucha cada vez más y más gente?
—Y...yo creo que hay dos caminos, o repetís fórmulas para que tu éxito sea más grande o pateás el tablero y te das cuenta que es el momento de sentirse más libre que nunca. La Vela hizo esto último, empezamos a crecer para nosotros, es una manera sana de ver las cosas. Si sacamos un disco que a los seis meses nos aburre tocarlo, simplemente se termina todo, se termina la banda, se termina el público, todo. Entonces la balanza se inclina siempre hacia lo que uno quiere y puede hacer y, además, no hay que subestimar a la gente, que aunque le guste más o menos lo que hacés, no deja de respetar y valorar tu trabajo.

—¿Qué le falta a la banda para que sea La Vela Puerca que ustedes quieren?
—No, estamos sobrepasados ya (risas). La banda siempre estuvo varios pasos adelante de nosotros, y nos hizo vivir situaciones que nunca habíamos vivido. Después empezamos a pelear para estar a la altura de donde la gente nos puso. Siempre fue atípica y rara la relación. Queremos ser quienes somos, con nuestros aciertos y nuestros errores.

fuente: www.lacapital.com.ar

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